La Revolucion Mexicana

Como fue el mayor periodo de cambio de Mexico en la revolucion mexicana

HISTORIA

Emanuel

10/30/202510 min leer

La Revolución Mexicana: Diez Años que Transformaron a México

El inicio: cuando un llamado se convierte en revolución

El 20 de noviembre de 1910 marcó el inicio oficial de la Revolución Mexicana. Francisco I. Madero, desde su exilio en Estados Unidos, había llamado a los mexicanos a levantarse en armas contra la dictadura de Porfirio Díaz. Pero lo que sucedió fue mucho más complejo de lo que Madero imaginó.

Madero esperaba una revuelta coordinada y ordenada, liderada por profesionistas de clase media que buscaban democracia. Lo que obtuvo fue una explosión social donde diferentes grupos, con diferentes motivos, se levantaron simultáneamente por todo el país. Era como abrir una puerta que había contenido décadas de presiones acumuladas.

En Chihuahua, un hacendado llamado Abraham González organizó grupos armados. En Morelos, los campesinos encontraron su líder en Emiliano Zapata. En el norte, bandidos, vaqueros y rancheros se unieron bajo líderes como Pascual Orozco y un personaje que cambiaría la historia: Doroteo Arango, mejor conocido como Pancho Villa.

Los personajes principales: héroes contradictorios

Francisco I. Madero (1873-1913): Era bajo, de voz chillona, vegetariano y espiritista. Parecía el candidato menos probable para líder revolucionario. Pero tenía un carisma especial y una fe genuina en la democracia. Su lema era simple: "Sufragio Efectivo, No Reelección". Quería cambios políticos, pero no entendía completamente la desesperación social de campesinos y obreros.

Emiliano Zapata (1879-1919): Campesino de Morelos, elegante con su traje de charro y bigote característico. Conocía de primera mano cómo las haciendas habían robado las tierras de los pueblos. Su lema era claro: "Tierra y Libertad". No le interesaba quién fuera presidente; quería que se devolvieran las tierras a las comunidades. Era un hombre de principios inquebrantables.

Francisco "Pancho" Villa (1878-1923): Ex bandido convertido en revolucionario. Carismático, impulsivo, a veces generoso y a veces cruel. Era un genio militar intuitivo sin educación formal. Formó la División del Norte, el ejército revolucionario más poderoso. Repartía dinero entre los pobres pero también cometía actos brutales contra enemigos.

Venustiano Carranza (1859-1920): Hacendado y político de Coahuila, con barba blanca distintiva. Era conservador, legalista y orgulloso. Buscaba restaurar el orden constitucional pero bajo sus propios términos. No le gustaba que otros tomaran decisiones sin consultarlo.

Álvaro Obregón (1880-1928): Ranchero de Sonora, el más inteligente estratega militar de todos. Calculador, pragmático y ambicioso. Sabía cuándo pelear, cuándo negociar y cuándo esperar. Perdería un brazo en batalla pero ganaría finalmente la presidencia.

La caída de Díaz: el primer acto (1910-1911)

Para sorpresa de todos, el régimen porfiriano colapsó rápidamente. El viejo dictador había subestimado el descontento popular. Sus generales ya eran ancianos y el ejército federal no sabía cómo combatir a guerrilleros que conocían el terreno.

Las victorias revolucionarias se acumularon: Ciudad Juárez cayó en mayo de 1911 después de una batalla donde Villa y Orozco demostraron su valentía. Díaz, con 80 años y viendo que todo se desmoronaba, decidió negociar.

Los Tratados de Ciudad Juárez (mayo 1911) establecieron:

  • Porfirio Díaz renunciaría y se exiliaría

  • Francisco León de la Barra sería presidente provisional

  • Se convocarían nuevas elecciones

Porfirio Díaz partió a Francia en el barco "Ipiranga", diciendo famosamente: "Madero ha soltado un tigre, a ver si puede controlarlo". Tenía razón.

El gobierno de Madero: idealismo contra realidad (1911-1913)

Madero ganó las elecciones democráticamente en octubre de 1911 con apoyo abrumador. Finalmente México tendría democracia. Pero gobernar resultó mucho más difícil que derrocar a Díaz.

Los problemas comenzaron inmediatamente:

Madero quería cambios graduales y pacíficos. Pero los campesinos, especialmente los zapatistas, querían sus tierras ya. Zapata publicó el Plan de Ayala (noviembre 1911), declarando a Madero traidor a la revolución porque no devolvía las tierras rápidamente.

Los porfiristas nunca aceptaron el nuevo gobierno. El ejército federal seguía lleno de generales leales a Díaz. La prensa conservadora atacaba constantemente a Madero, aprovechando precisamente la libertad de expresión que él había restaurado.

Los antiguos revolucionarios se peleaban entre sí. Pascual Orozco se rebeló en 1912 porque sentía que no había sido suficientemente recompensado. Villa y otros tuvieron que combatirlo.

Estados Unidos veía con desconfianza al gobierno de Madero. El embajador Henry Lane Wilson conspiraba abiertamente contra él.

Madero era demasiado idealista. Creía que con democracia y buena voluntad todo se resolvería. No entendía que necesitaba poder militar y alianzas fuertes para mantenerse. Era como tratar de arbitrar un juego donde todos los jugadores querían hacer trampa.

La Decena Trágica: traición y asesinato (febrero 1913)

En febrero de 1913 ocurrió uno de los episodios más oscuros de la historia mexicana. Generales porfiristas (Bernardo Reyes y Félix Díaz, sobrino del dictador) se rebelaron en la Ciudad de México.

Durante diez días hubo combates en las calles de la capital. Murieron miles de civiles inocentes atrapados en el fuego cruzado. Mientras tanto, el embajador estadounidense Henry Lane Wilson y el general Victoriano Huerta (a quien Madero había confiado la defensa) conspiraban en secreto.

El resultado fue el Pacto de la Embajada (también llamado Pacto de la Ciudadela), donde Huerta acordó con los rebeldes traicionar a Madero. El 18 de febrero, Huerta arrestó a Madero y al vicepresidente José María Pino Suárez.

Cuatro días después, en la noche del 22 de febrero de 1913, Madero y Pino Suárez fueron asesinados. La versión oficial dijo que murieron en un tiroteo durante un intento de rescate, pero todos sabían la verdad: fue un asesinato planeado.

La revolución constitucionalista: venganza por Madero (1913-1914)

El asesinato de Madero enfureció a muchos que antes no habían participado activamente. Venustiano Carranza, gobernador de Coahuila, desconoció a Huerta y lanzó el Plan de Guadalupe (marzo 1913), llamando a derrocar al usurpador.

Se formaron varios ejércitos revolucionarios:

La División del Norte de Villa en Chihuahua se convirtió en una máquina militar formidable. Villa era un genio militar intuitivo: usaba los ferrocarriles para mover tropas rápidamente, atacaba por sorpresa, y sabía mantener la moral de sus hombres.

El Ejército Libertador del Sur de Zapata en Morelos seguía luchando por las tierras. Su lucha era más local pero igualmente efectiva.

El Ejército del Noreste bajo Álvaro Obregón en Sonora demostraba una disciplina y estrategia militar superior. Obregón había estudiado la guerra moderna y aplicaba tácticas europeas.

Huerta resultó ser un dictador brutal. Disolvió el Congreso, asesinó opositores, e intentó gobernar como Díaz pero sin su astucia política. Además era alcohólico, lo que afectaba su capacidad de gobierno.

Estados Unidos cambió de posición. El nuevo presidente Woodrow Wilson rechazó reconocer a Huerta y decidió apoyar a los constitucionalistas. En abril de 1914, Marines estadounidenses ocuparon Veracruz, el puerto principal de México, usando como pretexto un incidente menor. Murieron cientos de mexicanos defendiendo la ciudad.

Esta ocupación enfureció a todos los mexicanos, pero debilitó a Huerta al cortarle el acceso a armas importadas.

Las grandes batallas: cuando México sangraba

La guerra fue brutal. Algunas batallas fueron especialmente sangrientas:

Zacatecas (junio 1914): Villa comandó un ataque masivo contra esta ciudad estratégica. Fue una de las batallas más grandes de la revolución, con más de 50,000 combatientes. La victoria villista fue decisiva pero sangrienta.

Celaya (abril 1915): Obregón derrotó a Villa usando trincheras y ametralladoras, tácticas inspiradas en la Primera Guerra Mundial que ocurría en Europa. Villa atacó frontalmente y perdió miles de hombres. Esta batalla marcó el declive militar de Villa.

El país se llenaba de viudas, huérfanos y pueblos destruidos. La economía colapsó. Faltaba comida en las ciudades. Las enfermedades se extendían. Era como si México se estuviera desangrando.

La caída de Huerta y la victoria constitucionalista (1914)

En julio de 1914, Victoriano Huerta renunció y huyó del país. Los constitucionalistas habían ganado. Carranza entró triunfante a la Ciudad de México en agosto.

Pero la victoria creó un nuevo problema: ¿quién dirigiría ahora México? Los revolucionarios habían luchado juntos contra Huerta, pero tenían visiones muy diferentes del futuro.

La Convención de Aguascalientes: cuando los ganadores pelearon (1914)

En octubre de 1914 se reunieron en Aguascalientes los principales líderes revolucionarios para decidir el futuro de México. Era como una reunión de todos los hermanos después de heredar la casa familiar, donde nadie estaba de acuerdo en cómo dividirla.

Villa y Zapata se aliaron, aunque eran muy diferentes. Villa controlaba el norte industrializado; Zapata, el sur agrario. Se reunieron en el Palacio Nacional en diciembre de 1914 en una fotografía famosa: dos líderes populares sentados en las sillas presidenciales, incómodos con el poder formal.

Carranza se negó a aceptar las decisiones de la Convención porque no lo reconocían como líder supremo. Se retiró a Veracruz con su gobierno.

Obregón se quedó con Carranza, calculando que el legalista barbón tenía más posibilidades a largo plazo.

México tenía ahora dos gobiernos y la guerra civil continuaba, pero ahora entre revolucionarios.

Villistas y zapatistas contra carrancistas (1914-1916)

La guerra entre facciones revolucionarias fue la fase más confusa y trágica. Familias se dividieron, antiguos compañeros se mataban entre sí.

Villa controlaba el norte y parecía invencible. Pero sus victorias dependían de su genio personal, no de un ejército bien organizado.

Zapata controlaba Morelos e implementaba su reforma agraria, devolviendo tierras a los pueblos. Pero no tenía ambiciones nacionales; solo quería que lo dejaran en paz implementar su programa.

Carranza y Obregón eran más pragmáticos. Obregón derrotó sistemáticamente a Villa en batallas como Celaya y León (1915). Villa perdió su ejército y eventualmente regresó a la guerra de guerrillas.

La Constitución de 1917: el legado más importante

Mientras continuaba la guerra, Carranza convocó un Congreso Constituyente en Querétaro (1916-1917). Quería reformar ligeramente la Constitución de 1857, pero los delegados, muchos jóvenes radicales, tenían otras ideas.

La Constitución de 1917 fue revolucionaria para su época e incluyó artículos innovadores:

Artículo 3°: Educación laica, gratuita y obligatoria. El Estado debía garantizar educación para todos.

Artículo 27°: La tierra y recursos naturales pertenecen originalmente a la nación, que puede transmitir su propiedad a particulares. Esto permitía la reforma agraria y recuperar recursos en manos extranjeras. Era el corazón de las demandas zapatistas, aunque en lenguaje jurídico.

Artículo 123°: Derechos laborales revolucionarios: jornada de 8 horas, descanso semanal, salario mínimo, derecho a huelga, protección a mujeres embarazadas, prohibición del trabajo infantil. México fue pionero mundial en derechos laborales.

Artículo 130°: Limitaba el poder político de la Iglesia. Los sacerdotes no podían votar ni criticar al gobierno. Las iglesias eran propiedad nacional.

Esta Constitución, aunque no se aplicó completamente de inmediato, estableció las bases del México moderno. Era un documento que mezclaba las demandas sociales de Zapata con el legalismo de Carranza y las ideas progresistas de una nueva generación.

El fin de los grandes líderes: muertes trágicas

Los principales líderes revolucionarios tuvieron finales trágicos:

Emiliano Zapata (1919): Fue traicionado por el coronel Jesús Guajardo, quien fingió querer unirse a él. Lo invitó a la Hacienda de Chinameca y cuando Zapata entró, soldados escondidos le dispararon. Tenía 39 años. Su cuerpo fue exhibido públicamente para desmoralizar a sus seguidores, pero su lema "Tierra y Libertad" sobreviviría.

Venustiano Carranza (1920): Cuando intentó imponer a su sucesor, Obregón se rebeló. Carranza huyó hacia Veracruz pero fue traicionado y asesinado en Tlaxcalantongo, Puebla. Murió en una choza humilde, el presidente asesinado en pijama.

Pancho Villa (1923): Después de hacer las paces con el gobierno, se retiró a una hacienda en Chihuahua. Fue asesinado en una emboscada mientras conducía su coche en Parral. Le dispararon más de 40 veces. Nunca se supo con certeza quién ordenó su muerte, aunque hay muchas teorías.

Álvaro Obregón (1928): El único que llegó a presidente, intentó reelegirse. Fue asesinado por un fanático católico, José de León Toral, en el restaurante "La Bombilla". La ironía fue terrible: el sobreviviente de tantas batallas murió en un restaurante.

La vida durante la revolución: el sufrimiento del pueblo

Mientras los líderes peleaban por el poder, el pueblo común sufría horrores:

La violencia era cotidiana: Ejércitos de diferentes bandos pasaban por los pueblos tomando comida, animales y reclutando hombres a la fuerza. Las mujeres se escondían para evitar violaciones. Los niños crecían viendo muerte y destrucción.

Las adelitas: Las mujeres que acompañaban a los ejércitos, cocinaban, curaban heridos, y a veces luchaban. Algunas se volvieron coronelas y generales. Su participación fue crucial pero generalmente poco reconocida.

Hambre y enfermedad: La producción agrícola colapsó. Las ciudades sufrieron hambre. La influenza española de 1918 mató a cientos de miles ya debilitados por la guerra.

Migración masiva: Más de un millón de mexicanos (de 15 millones total) huyeron a Estados Unidos escapando de la violencia y el hambre.

La muerte por todas partes: Se calcula que murieron entre 1 y 2 millones de personas entre 1910 y 1920, de una población de 15 millones. Era como si desapareciera una ciudad entera.

El fin oficial: 1920 o 1917, o ¿1940?

¿Cuándo terminó la Revolución Mexicana? Depende de cómo la veas:

1917: Cuando se promulgó la Constitución que establecía las nuevas reglas del juego.

1920: Cuando Obregón llegó a la presidencia y comenzó la reconstrucción institucional.

1940: Algunos historiadores argumentan que la revolución social no terminó hasta que el presidente Lázaro Cárdenas implementó finalmente la reforma agraria masiva y nacionalizó el petróleo.

Lo cierto es que 1920 marca el fin de la fase armada, cuando los ejércitos revolucionarios se disolvieron y comenzó la construcción del México postrevolucionario.

El legado de la Revolución: lo que cambió y lo que no

Lo que sí cambió:

  • Terminó el porfirismo y cualquier intento de dictadura personal a largo plazo

  • Se estableció el principio de no reelección (aunque se violó varias veces)

  • Se sentaron las bases legales para reforma agraria y derechos laborales

  • Se creó una identidad nacional que mezclaba lo indígena, mestizo y moderno

  • Se estableció que el Estado tiene responsabilidad sobre educación, salud y justicia social

Lo que no cambió tanto:

  • La desigualdad económica siguió siendo enorme

  • El caciquismo (líderes locales autoritarios) continuó en muchas regiones

  • La corrupción siguió siendo un problema sistémico

  • El autoritarismo se transformó pero no desapareció

Las lecciones de la Revolución Mexicana

La Revolución Mexicana nos enseña lecciones complejas:

Las revoluciones no son románticas: Son procesos brutales, caóticos y dolorosos donde sufre principalmente la gente común.

Los ideales se complican con el poder: Todos los líderes comenzaron con ideales nobles, pero el poder y la ambición los transformaron.

Los cambios sociales profundos requieren tiempo: Las demandas de tierra, justicia y educación tardaron décadas en comenzar a cumplirse.

La violencia no termina cuando termina la guerra: Los traumas y divisiones sociales persistieron por generaciones.

Las revoluciones pueden traicionar sus propios ideales: Muchos revolucionarios terminaron haciendo lo mismo que combatían.

Conclusión: un movimiento que definió a México

La Revolución Mexicana fue uno de los grandes movimientos sociales del siglo XX. Influyó en revoluciones posteriores en América Latina. Inspiró arte, literatura y cine. Creó iconos culturales reconocidos mundialmente.

Pero sobre todo, la Revolución transformó fundamentalmente a México. Destruyó el viejo orden porfiriano pero tardó décadas en construir algo nuevo. Prometió tierra, libertad y justicia, y aunque cumplió solo parcialmente, estableció que estos eran derechos legítimos del pueblo mexicano.

Los rostros de Zapata, Villa, Madero y otros revolucionarios siguen presentes en murales, billetes y memoria colectiva. Sus lemas ("Tierra y Libertad", "Sufragio Efectivo, No Reelección") siguen siendo relevantes.

La Revolución Mexicana nos recuerda que los pueblos pueden levantarse contra la injusticia, pero también que la construcción de una sociedad justa es mucho más difícil que destruir la injusta. Es una historia de heroísmo y traición, de ideales y ambición, de esperanza y tragedia: en otras palabras, una historia profundamente humana.